Delafé, señora
Text: Paula Pérez
Foto: Víctor Parreño
Un hombre de mediana edad con una camiseta negra
tiene los brazos en alto. Está en medio de la pista, rodeado de una multitud
que no ha dejado de moverse desde que comenzó a sonar la música. La mano
izquierda apunta a una dirección de la Sala Apolo de Barcelona, y la otra a la
contraria. Los focos iluminan a intervalos las caras sonrientes del público. En
el escenario, las voces de Oscar D’Aniello y Helena Miquel se combinan en
armonía. “Y sonaron Las trompetas de la muerte y la gente se puso a bailar”. De
repente, el hombre de la camiseta negra no era el único con las manos
levantadas, sino que toda la multitud le acompaña. Comienzan a saltar. Y
guardan los móviles, interrumpiendo la sesión de fotos para dejarse llevar por
el ritmo. “Porque bailando hasta el Espíritu Santo se pone blando”.
Es el fin de la gira Estonosepara de Delafé y las flores azules. Pero el evento empieza
con Carlos Cros. Su canción "La distancia"
es la mejor del 2014, según la revista Rolling Stone. Es uno de los doce temas
que se pueden escuchar en su último disco, Nadie
se resiste al amor. El público se anima al escuchar esta combinación del
pop más luminoso y rock clásico con algunos toques de rumba catalana. De hecho,
aunque ni siquiera había llegado la hora de cenar, los asistentes tenían
energías suficientes para cantar con sentimiento "Nací en el Mediterráneo". Después de calentar el ambiente, Carlos
Cros y su guitarra se despiden.
Hace diez años, la música electrónica, el
hip-hop, y el pop se unieron en un mismo grupo. O lo que es lo mismo, se
juntaron Marc Borrachina (Facto), Oscar D’Aniello (Delafé) y Helena Miquel (y
Las flores azules). En 2010, Facto se marcha, por lo que la banda pasa a
llamarse Delafé y las flores azules. Este 19 de marzo en Barcelona y al día
siguiente en Madrid, finaliza la gira de presentación del nuevo y quinto álbum
del grupo: Estonosepara. “Estaremos
muertos toda la eternidad”, canta Helena, siendo quizá el motivo por el que los
asistentes al concierto disfrutan del décimo aniversario de la banda entonando
sus mejores éxitos.
“¡Dale gas!” El título que da nombre al
documental sobre el grupo y que encabeza la banda sonora de la película Yo soy la Juani, también está presente
en esta función. Tampoco falta la interacción con los asistentes al concierto.
Igual que en la canción "La primavera",
el público responde “Delafé” después de un estornudo. El clímax llega cuando
todos al unísono gritan “Delafé, señora”. Y un torrente de música inunda la
sala. Las letras y ritmos raperos de Oscar conectan con las dulces melodías de
Helena en perfecto equilibrio. Es esta personalidad tan propia lo que provoca
una revitalización para así salir del concierto con energía para encarar lo que
queda de semana, y si acaso la siguiente. Porque este contraste de voces y
estilos, lejos de sonar revuelto y embrollado, se unen tan bien como el sonido
del mar en calma y unos niños jugando en la arena.
D’Aniello se mueve por el escenario como si sus
piernas fueran cables que pudiera moldear a su gusto. La intensidad y el ímpetu
se trasladan de cuerpo a cuerpo, llegando a ser tan consistente que casi se
puede tocar. Aunque ninguno de los asistentes era capaz de conseguir tales
flexiones con la misma gracia, el público le acompañaba en sus movimientos. Una
luz iluminaba toda la sala sin necesidad de focos. “En vez de Barcelona, La
Habana esto parecía”. Oscar se desliza con rapidez de un lado al otro del
escenario, sin detenerse en ningún instante. Y es que esto no se para.
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