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Built To Spill, el sustento de la nostalgia
Text: Paula Pérez
Foto: Víctor Parreño
La chica de mediana edad y corta estatura que miraba fijamente a Doug Martsch pensó de repente en su padrastro.
Se parece a David Bowie, pero él odia a David Bowie. Llega a la conclusión de que Bowie es guay y su padrastro un idiota.
Estaba sola entre
el público. ¿Por dónde se había perdido su acompañante? Le daba igual. Solo
quería disfrutar de los tajantes punteos y de las bellas letras de Built to Spill.
Recordó aquellas tardes
de finales de los noventa, en las que se iba al garaje de su novio a escuchar
rock y de vez en cuando fumar. De cuando se era alternativo a algo, antes de
que lo independiente se convirtiera en una simple etiqueta. En qué se ha
convertido mi vida, pensó. Antes soñaba con cambiar el mundo y ahora está
encerrada en una distopía que ella misma ha creado, después de esforzarse tanto
por perseguir ese ideal de vida perfecta.
No había pensado en eso de un tiempo
a esta parte. Y cuando lo hizo ese domingo en la Sala Bikini, lo razonó de una manera diferente.
Solo eso fue suficiente para penetrar en su
zona de confort.
Rondando la docena, los estadounidenses han sacado este
abril un nuevo álbum, Untethered Moon,
con una portada que parece editada por PlayGround pero con unos temas que no
defraudan, destacando el tema Living Zoo.
Lejos ha quedado la época en la que pensaba esa chica sola entre tanta gente,
de cuando Built se hacían un hueco entre los grandes Pavement, Dinosaur Jr o
Pixies.
Sonar auténtico significaba producir de forma descarriada y huir de las
grandes elaboraciones en aquellos maravillosos noventa. Built to Spill no pertenecen a esta época. Pero bien es cierto que si en el Bilbao
BBK Live 2016 tienen cabida los Pixies, será que todavía hay sitio para el rock
noventero, preciso y sensible.
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